El Misterio
La vida insiste en seguir sorprendiéndome, cada día es tan diferente aunque el holograma quiera hacerme creer que estoy en la rutina, sin querer, sin buscarlo descubrí que para llegar a este mundo no se requiere solo de un espermatozoide y un ovulo, se requiere de un alma, un espíritu que escogió vivir una vida en ese nuevo cigoto, un alma que se encuentra lista y preparada para venir a este juego, esto no es lo nuevo, la nueva idea que surge en mi es ¿Esa alma también espera la posición adecuada de los astros en el cielo? Será que de allí viene nuestro gran lema “el tiempo de Dios es perfecto”
He realizado mi carta astral/natal y me ha impresionado profundamente todo lo que un desconocido pudo describir sobre mi personalidad, mi forma de ser, mi carácter, mis potenciales, mis miedos, mis debilidades, los puntos que debo mejorar en mi vida, no hubo nada del futuro, aunque conocer mis potenciales me conecta directamente con lo que podría ser mi futuro, mismo si el futuro no existe.
Luego investigue un poco más y la astrología se remonta por lo menos desde el segundo milenio antes de nuestra era son fechas que no logro ni imaginar, si se ha mantenido durante tanto tiempo y sin duda ha ido evolucionando ¿Por qué es tan difícil para mi mente cuadrada creer en esto? Solo porque científicamente no puede ser explicado, entonces mi mente se está desconfigurando porque comienzo a creer cada día más en todo aquello que no puede explicarse científicamente, en el alma, el espíritu, en los mundos paralelos, en las dimensiones, en la vida de los árboles, en la intuición, en la voz de nuestro verdadero ser, en la inmortalidad del alma, en la energía que somos, en la creación del mundo exterior a partir de nuestro propio mundo interior, en la magia de la vida, en las hadas, en tantas cosas que no terminaría, por supuesto en la máxima energía divina, en la energía de la creación, en la fuente infinita, Dios.
He ido lentamente pero de forma segura introduciéndome en este nuevo mundo que se abre ante mis ojos, un mundo que incluso me acompaña desde otras vidas y que justo ahora comienzo a vislumbrar o aceptar en esta, un misticismo que en este mundo comenzó desde el vientre de mi madre, apoyada en una familia matriarcal donde mi abuela sigue siendo la reina, una abuela que me enseñó a rezar, a pedirle a los santos, que me enseñó y transmitió su fe, una abuela que cree en esa fuerza que existe en el otro mundo, el mundo espiritual, una abuela que solo desborda amor.
Así crecí rezando, creyendo, pidiéndole a la vida, adorando el patio, los árboles, los animales, intuyendo quien era bueno y quien no, queriendo aprender a leer la mano, las cartas, soñando y creyendo en mis sueños, adoraba escuchar las historias sobrenaturales que contaban mis tías/tíos con los juegos de su época, sus anécdotas, creyendo muchísimo en mi corazón pero luego, luego vino otra historia mi mente se cerró y la sociedad me absorbió ya no había tiempo para esas tonterías, debía estudiar y terminar mi carrera, faltaba más necesitaba un master, me alcanzó el amor y ya quería una vida en pareja, casarme, vivir esos mágicos momentos, tener más, comprar más, vamos necesitaba un carro nuevo, una casa mejor y seguí trabajando para seguir pagando jajaja, así entre en el círculo de la esclavitud creyendo que era libre, ilusiones sin embargo, como la vida es sabia y el “tiempo de Dios es perfecto” ahora estoy aquí detrás del ordenador volviendo a mi niñez, comenzando a creer de nuevo, dejando que mis sentimientos se expresen, mientras mi estómago se agita pensando en los demás, aquí voy demostrándole a mi cuerpo que el alma va ganando, poco a poco iré dominándolo, hasta el punto en el que solo mi bienestar y mi felicidad serán tomados en cuenta.
¿Tú que hacías en tu niñez? ¿En qué creías? ¿A qué jugabas? Tal vez por allí va la cosa, por allí va tu camino.
Feliz viernes para todos y seguimos escribiendo.