Escritos del Alma

Paz

Últimamente he sentido mucha paz, paz en mi corazón y ¿Cómo puedes sentirlo? Se preguntaran ustedes, es una sensación de mucha calma, mi corazón (sus latidos) se encuentran por un largo periodo de tiempo en una misma frecuencia, cuando hablo con alguien, cuando me expongo a una situación de stress, cuando me encuentro observando la naturaleza, en esos momentos soy consciente de mi corazón (el órgano) y noto la diferencia él está en paz, siento menos ansiedad, he aprendido a darle un lugar importante al destino, que suceda lo que tenga que suceder.

¿Por qué me siento así? ¿Qué ha cambiado en mí? Esta mañana después de pensarlo y meditarlo he llegado a la conclusión: no me siento culpable, he liberado mis culpas. Si, aunque siempre supe que soy merecedora de la felicidad infinita que el universo tiene reservado para mí, sentía culpa, culpa de ser feliz cuando muchas personas a mi alrededor no lo son o tal vez si son felices a su manera, muy distinta a la mía y por ende para mí no son felices (aunque realmente lo sean), percepciones diferentes de la vida y respetables desde todo punto de vista, el mundo es individual le pertenece a cada quien, el mundo es el resultado de nuestro interior que se proyecta a través de nuestros ojos.

¿Cómo me liberé de la culpa? Aceptando, aceptando que existe un poder que está muy por encima de mis capacidades humanas, un poder que por más que quiera analizarlo, explicarlo, conceptuarlo simplemente es imposible, humanamente estamos limitados, nuestros sentidos aún no están desarrollados para esto, lo estarán, estoy segura. Este poder puede verlo todo desde las alturas, tiene una visión global de todo lo que te acontece, es como mirar desde un avión pero con más detalle, nosotros solo podemos ver lo que nuestros ojos nos permiten, quizás un poquitito mas allá, cuando tenemos un problema o en mi caso “culpa”, nos quedamos allí en nuestra limitación, pensando que mal lo está pasando el otro, no hare tal cosa para que no se sienta ofendido, deprimido o disminuido, cuando la realidad es que cada quien está viviendo su momento, el momento perfecto de su vida, porque así sea un sufrimiento que tenga en este momento es perfecto, es perfecto porque de eso está aprendiendo o debería en todo caso, sino lo aprendió seguramente repita la lección en esta vida o en otra, el tiempo no importa, es así, es su momento, es su momento perfecto, es su examen, su requisito de vida y si es su momento que hago yo mortificándome y observando con esta visión limitada de la vida humana, cuando en realidad visto desde arriba esa situación que está viviendo será su trampolín, será su master, no necesariamente en este nivel humano en el que estamos, sino en su alma, en su evolución. No sé si logré explicarme, no es tan fácil plasmar los sentimientos en letras.

Si me voy todavía más arriba, más, más, arriba no soy culpable de nada, de nada, porque todo lo que he vivido, lo que vivo y lo que viviré ya fue planeado, acordado entre muchos, aceptado en esos niveles, ahora que estoy viviendo lo que ya había aceptado no puedo quejarme, no puedo ser la victima de lo que un día acepté, solo me queda la esperanza de saber que todo ha sido planificado por mi bien superior, para mi evolución espiritual, que este cuerpo en el que hoy estoy no es más que un traje, uno de los tantos que seguramente ya he utilizado y que un día dejare.

Así fue como mi corazón comenzó a sentirse más libre, libre de culpas que no me corresponden, por supuesto debemos tener mucha empatía, humildad, sentido común, pero vivir la culpa, no, no, no, ni siquiera soy culpable de lo que me acontece a mí, mucho menos podría ser culpable de lo que otros viven.  Cada quien en su plan de vida hizo acuerdos familiares, grupales, individuales, a pesar de que tengamos libre albedrío en cada una de nuestras decisiones también existe un destino, puntos claves e invariables por los que debemos pasar.

Si estás pasando por un mal momento intenta comprender que realmente no es tan malo, lo real es que la vida es un juego, que en algún momento se acabará y entonces allí volveremos a la realidad. Que hoy tu día valga la pena, solo depende de ti, vivir, vivir, vivir.

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