Sigue tu ritmo
La tortuga va despacio, muy despacio apreciando su camino, disfrutando de su andar, tomándose el tiempo que ella necesita, sin pensar que el águila va volando o que otros llegaran primero que ella, la tortuga tiene la visión que le permite su posición sobre la tierra, mientras que el águila posee un campo de visión distinto, seguramente más amplio, con más precisión, es veloz, utiliza el aire para emprender su vuelo, se alimentan diferentemente y sin embargo coexisten en el mismo planeta, nuestro planeta.
Muchos de nosotros somos tortugas queriendo ser águilas o águilas queriendo ser tortuga, pero ¿Qué importa eso? ¿En que nos afecta? ¿Que tú seas más rápido o más lento que yo? ¿Por qué tendremos que compararnos siempre? Cada uno posee dentro de sí, su propia naturaleza, su propio ritmo, su propio mundo, no te mortifiques tanto mirando a tu alrededor, pensando que no has logrado, lo que otros ya lograron o sintiéndote dueño del mundo porque lograste algunas metas, simplemente vive como la tortuga y el águila, coexistamos en un mundo sin juicios, en un mundo libre, donde cada quien tiene el derecho de adelantarse o de retrasarse el tiempo que requiera, donde cada uno posee metas totalmente diferentes, que mi camino no sea igual al tuyo no quiere decir que el mío este errado o viceversa.
La vida es una experiencia maravillosa, que debemos vivir a través de nuestra visión, de nuestro propio universo, siéntete único y diferente, que maravilla que no te pareces al vecino, que éxito que tengas la capacidad de discernir entre lo bueno y lo malo, según tu propia óptica, deja de estandarizarte, tal vez posees la naturaleza de la tortuga y por querer ser un águila te estás perdiendo de la verdadera trayectoria, queriendo volar con un caparazón que no te permite ir muy lejos, que te frena y te hace sentir mal, que te frustra, simplemente porque no te has dado cuenta que quieres ser lo que no eres, si por el contrario posees la naturaleza del águila, pero tú te empeñas en ser tortuga, por querer ir al mismo ritmo de los demás, por sentirte tal vez culpable de tu rapidez, también te estás haciendo daño, ¿Por qué siempre queremos ser, lo que no somos?, queremos ser como aquello que vemos en el exterior, olvidando que nuestra verdadera esencia se encuentra dentro, muy dentro de ti.
No te compares, no te sientas mal si el que está a tu lado ya compro casa, ya se casó, ya tuvo hijos, ya se graduó, se fue del país, se quedó, en fin tantas cosas que nos pueden hacer sentir mal, por la simple tontería de querer compararnos, vivimos en una tortura constante, luchando no por lo que realmente queremos, sino por lo que creemos que la sociedad nos exige, nadie te exige nada, tus exigencias tienen que venir de ti, de tus deseos, de tus anhelos, de tus gustos, de tus preferencias, de tu ser.
El tiempo de Dios es realmente perfecto y maravilloso, nada ocurre por casualidad, todo está sincronizado con la vida, con el aire que respiramos, con cada latido de nuestro corazón, con cada célula que forma nuestro cuerpo, todos estamos conectados a través de nuestra esencia, todos llegamos a la tierra para vivir experiencias únicas, muy personalizadas, para ser felices, y serás realmente feliz el día que descubras que no te pareces a nadie más, que eres único, maravilloso, magnifico, eres la divinidad encarnada, posees un potencial incalculable e incomparable, tu eres la mejor obra maestra que se ha creado, tu eres capaz de soñar y de alcanzar todos tus sueños, tus propios sueños, a tu ritmo, con tu velocidad, con tu propia carisma, tu eres y serás siempre lo mejor que ha llegado a este planeta, esfuérzate solamente por ser la mejor versión de lo que realmente eres.
Moraleja: si naciste para volar simplemente vuela, si naciste para ir despacio simplemente relájate, no te angusties, no te mortifiques, seamos como la tortuga y el águila cada uno es inmensamente feliz en su propio mundo, coexistiendo sin competencias, tal vez sin darse cuenta que viven juntos.