Soltar para recibir
Durante un año entero corrí detrás de el, lo quería, lo deseaba, me aferraba, hice lo posible y hasta lo imposible para lograrlo, luego fui comprendiendo poco a poco que el destino tenía preparado algo distinto para mí, no sabía lo que sería sin embargo comencé a confiar, a confiar en la vida, en el destino y en ese plan divino que he venido a desarrollar.
El desprendimiento tenía que ser completo para poder entrar en ese mundo desconocido hasta entonces “el espiritual”, tuve que despojarme de todos mis YOES. Comencé a caminar por un mundo nuevo que me iba gustando cada vez más, a pesar del sacrificio, del esfuerzo y de todo el cambio que estaba viviendo, me gustaba.
Ese primer año derrame muchas lágrimas, descubrí mis dos mitades era mi ego quien sufría enormemente, ahora creo que las lágrimas eran por su agonía, iba muriendo lenta muy lentamente y por otro lado mi verdadero ser bailaba de alegría al descubrir un mundo que solo había creado en mis sueños.
Luego la aceptación fue llegando aunque la meta seguía ya no era con la misma intensidad, es decir, iba paso a paso, sin correr como al principio, escuchando a mi cuerpo y tratándolo con más amor, sin llevarlo a los extremos como acostumbraba.
Después de cuatro años y medios llega la oportunidad de retomar esa meta, esa que era la prioritaria, la numero 1 en mi vida, solo que ya no siento el mismo entusiasmo, ya no siento el mismo amor, no sé si será por cansancio, tanto lo busque que ya me cansé o porque realmente dejo de ser mi prioridad, ya no es lo mío, puede ser que estoy destinada para algo más.
Este es el dilema que vive actualmente mi vida, realmente me agobió durante una semana la noticia, ahora mientras plasmo estas letras mi corazón está tranquilo, hay paz dentro de mí, estoy abierta a todas las posibilidades que la vida me presenta.
Hoy acepto y recibo con amor todo lo que el universo tiene destinado para mi crecimiento personal, emocional, espiritual, para mi evolución como ser, para la expansión de mi conciencia y la verdadera conexión con mi espíritu.
Hoy me libero de las creencias que me limitaban a una sola tarea, hoy sé que soy un ser maravilloso, único, grandioso, capaz de lograr lo que mi mente no es capaz ni de imaginarse.
La vida me demuestra una vez más que nacemos para ser libres, sin llevar a cuestas un estatus, una idea, una meta o una creencia que nos haga pensar que sin el/ella no sobreviviríamos.